Seguramente alguna vez habrás oído hablar de la miopía y la hipermetropía, o la padeces tú o algún familiar, pero ¿realmente sabes lo que son? En este artículo te lo explicamos de una manera muy sencilla.
Ambas palabras vienen del griego. La palabra miopía significa “cerrar, guiñar los ojos” y la palabra hipermetropía significa “por encima de”, “medida” y “ojo”.
Para que una imagen se forme correctamente y la veamos nítida, los rayos de
luz que vienen a nuestro ojo tienen que converger en la retina, es decir, juntarse al final del ojo. Esto ocurre si el ojo tiene correctamente relacionados su tamaño o longitud y su potencia refractiva (capacidad para hacer conveger esa luz).
Un ojo miope tiene un exceso de potencia refractiva para su longitud, por eso los rayos convergen antes de llegar a la retina y las imágenes de objetos lejanos se forman borrosas. Al guiñar los ojos se consigue que entren menos rayos de luz al ojo formándose menos imágenes borrosas.
Un ojo hipermétrope tiene poca potencia refractiva para su longitud, por eso los rayos se juntan después de llegar a la retina y las imágenes de objetos lejanos y cercanos se forman borrosas. A diferencia del miope, el ojo hipermétrope tiene la capacidad de enfocarse para ver bien. Es más fácil enfocar los objetos lejanos que los cercanos, por eso tendemos a creer que este defecto visual significa ver mal de cerca. Aunque todo depende la cantidad de dioptrías y de la edad de la persona, ya que la capacidad de enfoque es mayor en un hipermétrope joven y se va perdiendo con la edad. Además, el esfuerzo de enfoque produce lagrimeos y dolores de cabeza y de ojos.